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MODELOS PARA LA IGLESIA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS, Pt 1

DIETRICH BONHOEFFER, CORRIE TEN BOOM Y EL JUICIO DE LAS NACIONES

Mientras que Mateo 24 detalla los eventos que preceden al regreso de Jesús, el sermón en realidad continúa en el capítulo 25. Al final del sermón, Jesús continúa describiendo lo que sucederá después de su regreso cuando reúna a las naciones para el juicio. Este fragmento es uno de los pasajes más importantes, aunque ampliamente incomprendidos en todos los Evangelios.

Comencemos con una lectura cuidadosa de las palabras de Jesús:

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron». Y le contestarán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?» El Rey les responderá: «Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí». Luego dirá a los que estén a su izquierda: «Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber; fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron». Ellos también le contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?» Él les responderá: «Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí». Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida  eterna. (Mateo 25:31-46)

¿QUIÉNES SON LOS HERMANOS DE JESÚS?

La parte más crítica de la profecía y la que con frecuencia es mal interpretada es la frase “mis hermanos”, usada dos veces por Jesús en los versículos 40 y 45. Según Jesús, el destino de las naciones en el Día del Juicio Final, ya sea que se les eche o se les dé la bienvenida al reino de Dios, depende en gran medida del tratamiento que les hayan dado a sus hermanos. Jesús incluso llegó a decir que la forma en que las naciones trataron a sus hermanos es cómo lo trataron a Él. Jesús se identifica profundamente con este grupo de personas, tomando el maltrato que se les hace como suyo. Determinar la identidad de a quién se refería Jesús es crucial.

Los intérpretes sugieren tres formas diferentes de entender este término. Algunos argumentan que Jesús hablaba del pueblo judío, sus verdaderos “hermanos” de sangre. Otros argumentan que Jesús hablaba de sus discípulos o de cualquiera que siga voluntariamente a Jesús. Y algunos otros dicen que Jesús se refería simplemente a los pobres, a los que sufren y a los oprimidos en general. Ahora, aunque el cuidado cristiano para los pobres y los oprimidos es en verdad una característica central de la fe Cristiana, no es de lo que habla este pasaje. Samuel Clough, un maestro de la Biblia que escribe y enseña extensamente sobre este texto, observó, «Estos hermanos no son los hermanos de Jesús porque estén sufriendo; en cambio, están sufriendo porque son los hermanos de Jesús». Cuando vemos Mateo 25 en su contexto real completo, es evidente que cuando Jesús habló de sus “hermanos”, se refería a los habitantes de Jerusalén y Judea que sufrirán durante la época de “La angustia de Jacob”, que acababa de describir en el capítulo 24. Considere el siguiente contexto más amplio del sermón de Jesús:

MATEO 23: ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! (v.37)

MATEO 24: Jesús advirtió de sobre un tiempo de una gran angustia sin precedentes y la pérdida de vidas en Jerusalén y Judea durante los últimos días.

MATEO 25: Jesús enseñó que las naciones serán juzgadas según cómo hayan tratado a sus hermanos en el tiempo de la gran angustia.

Hay un flujo muy claro y lógico que se nos escapa si no reconocemos el contexto completo de las palabras de Jesús.

EL VALLE DE JOSAFAT

El debate sobre de quién exactamente hablaba Jesús se suspende una vez que entendemos que Jesús simplemente estaba profundizando en la profecía de Joel 3. Consideremos con atención la profecía de Joel:

En aquellos días, en el tiempo señalado, cuando restaure yo la suerte de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio contra los pueblos en cuanto a mi propiedad, mi pueblo Israel, pues lo dispersaron entre las naciones y se repartieron mi tierra. Se repartieron a mi pueblo echando suertes (…) Movilícense las naciones; suban hasta el valle de Josafat, que allí me sentaré para juzgar a los pueblos vecinos (vv. 1-3, 12; énfasis añadido).

El Valle de Josafat se extiende de norte a sur entre el Monte del Templo y el Monte de los Olivos. Es precisamente el valle que Jesús estaba observando mientras daba el discurso. Entendamos que mientras la profecía de Joel habla de YHVH Dios como el juez, Jesús habló de sí mismo como juez, declarándose entonces a sí mismo como YHVH Dios. En verdad los discípulos reconocieron este punto dramático que Jesús hizo, en especial porque Jesús estaba sentado en el lugar exacto donde Joel dice que el juicio de las naciones tendrá lugar. Así, mientras Jesús se sentaba en el Monte de los Olivos mirando hacia abajo al Valle de Josafat, cuando dijo que reuniría las cabras a su izquierda, se refería al valle de Gehenna, que es el mismo término, en el Griego, que Jesús había usado consistentemente en otro lugar para referirse al lugar de castigo eterno (Mateo 5:22, 29, 30; 10:28; 23:15, 33; Marcos 9:43, 45, 47; Lucas 12:5; Santiago 3:6). Es más, tanto Jesús como Joel dejaron en claro que las naciones serán juzgadas por el maltrato al pueblo judío, al que el Señor llama «mi pueblo y (…) mi here- dad» ( Joel 3:2, RVR1960). Así que cuando Jesús usó la frase “mis hermanos”, estaba claramente apuntando en dirección a esta referencia.

Adaptado de, “When a Jews Rules The World: What the Bible Really Says about Israel in the Plan of God” por Joel Richardson

En la siguiente parte de este blog hablaremos de:

(1) El Señor Juzga en nombre de Israel (2) Dos Ejemplos para nuestro días (DIETRICH BONHOEFFER, CORRIE TEN BOOM).

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